martes, 13 de agosto de 2013

No quiero caras largas pero desconfio de las sonrisas


Hoy me siento inmensamente confundida, cambiante, pero a la vez, feliz, feliz sin condición, sin razón. Ese tipo de felicidad que nosotros mismo creamos, cuando dejamos de lado los problemas, las dudas y todo aquello que nos ronda la cabeza. Lo dejamos de lado y nos sumergimos en algo que nos encanta, que nos hace olvidar que el mundo es mundo y que por un momento no vivimos en el, si no en un universo quizás paralelo creado por nosotros mismos, nuestras reglas, nuestro mundo, nosotros mismos. Ya sea sumergiéndote entre notas y versos de una canción llena de dulzura, ira o quizás melancolía, entre libros o en los trazos que guías con un pincel o lápiz.
Es curioso como nos esforzamos en ser miles de personas diferentes, nos esforzamos en agradarle a todo el mundo a veces desagradándonos a nosotros mismos, olvidando por un momento quienes somos. A veces metimos tantísimo que nos acabamos creyendo esas mentiras, o quizás no mintamos, solo actuemos delante de un público y nos pongamos esa máscara que nos tapa y nos esconde por miedo, ¿por miedo a qué? Si te paras a pensar no tiene sentido tenerle miedo al rechazo o simplemente a que te conozcan de verdad. Supongo que es porque en el fondo todos queremos agradar, pero ¿sabéis qué? No sirve de nada gustarle a una persona sin gustarse a uno mismo, por lo que intentas parecer en lugar de lo que eres, porque sí, todos tenemos nuestros fallos, pero esos mismos son los que nos hacen auténticos. No hay que buscar personas que ignoren esos fallos o quieran que los disimules, si no a personas que los acepten, los comprendan y te muestre que ella también tiene los suyos y aun así quiera permanecer a tu lado, porque eso es lo que los amigos verdaderos hacen. Así que os animo a todos los que queráis encajad en un grupo nuevo, en un lugar nuevo o donde queráis, sed vosotros mismo, ya de por sí cuesta a veces hacerlo, por eso, no tejáis una red de mentiras o disimulos, porque cuando os arrepintáis no habrá quien pueda deshacerla y todas aquellas personas que quedaron entrelazadas en esa red caerán y descubrirán de qué estaba hecha. Quierete a ti mismo, y el mundo te querrá.
Firmado, una chica feliz de ser quién es.
Alejandra.

No hay comentarios:

Publicar un comentario