Hay
gente que camina mirando hacia el cielo. Tratan de dejarse llevar por esos
tonos azulados que nos rodean, como si fueran pájaros. Vivir en el cielo… sería
bonito, ¿verdad? Sin limitaciones, sin barreras, tan solo cielo. El viento
meciéndote suavemente, y tú allí arriba, sin preocuparte por nada. Pero aun
así, seguro que si viviéramos en el cielo, bajaríamos la mirada hasta el suelo,
y observaríamos a los que están debajo. No podemos olvidar lo que tenemos, ni
con lo que crecemos. Por eso es que la gente mira al cielo cuando está cerca
del suelo.
También
hay gente que camina mirando hacia el suelo. No es tan bonito como el cielo,
tan puro y limpio, pero nunca sabes lo que te puedes encontrar. Hay personas
que no lo saben, pero cuando hay algo que lleva mucho tiempo contigo y crees
que ya lo sabes todo sobre eso, te sorprende. El suelo siempre te sorprende.
Cualquier detalle… Muchas personas no creen que el suelo sea importante, que
nunca se romperá, que siempre estará ahí para sostenernos. Pero imagina…si un
día desaparece el suelo, ¿qué nos queda? ¿qué es lo que nos pasa cuando algo
con lo que hemos compartido tanto desaparece?
Y
siempre queda esa gente
que camina mirando a su alrededor. Ni al cielo, ni al
suelo, y al mismo tiempo, a todo a la vez. Gente curiosa, que mira a otra gente
pasar, que mira los que están a su lado. Observan y aprenden de lo que tienen
en el momento, lo miran todo, cada detalle, cada segundo. Lo retiene con ellos,
porque nunca saben cuándo volverán a verlo. Viven del mundo que vive de ellos.
Mueren en el mundo que vive en ellos.
Y
me diréis, ¿y los que no pueden mirar? ¿qué hay los ciegos? La verdad es que no
lo sé, no sé qué sienten, ni que piensan, pues ni siquiera he podido relacionarme
nunca con ninguna persona así. Pero creo que quizá ellos también ven, aunque no
de la misma manera que nosotros. Mirarán dentro de ellos mismos, y dentro de
los demás, sin prejuicios ni rencores. Sin ideales ni estereotipos. Mirarán de
verdad.
A veces pasa que cambia, el suelo, el cielo, o nuestro
alrededor, pero algo cambia, y es entonces cuando no sabemos a dónde mirar.
Por Marta