lunes, 29 de octubre de 2012

Tan solo arena y agua


Sin duda a veces parezco arena de la playa que ve como las cosas pasan pero no se inmutan, quedan apacibles, mecida por el sol. Sin embargo me puedo convertir en una ola, una gran sacudida que lo cambia todo por su paso y que hace que la gente se quede mirando mientras su espuma se va dispersando para de nuevo volver a aparecer.

 Y es que mi vida en el fondo es como una bonita playa, que a veces está en calma y se viste con el más bonito de los atardeceres, como pronto se alza en cólera y crea la más increíble de las tormentas. Y entonces, cuando la ola se hace tan grande que parece que lo barrerá todo, que no quedará nada a su paso, es capaz de pararse de golpe, de quedar estampada contra las rocas de un acantilado que ahora forman la barrera entre yo y el exterior, solo cuando estáis a mi lado siento que las grandes corrientes de mi interior se relajan y me dejan fluir. En este bonito mundo que es mi playa, todo encuentra un orden, todo encuentra su lugar, cada caracola, cada pececito... Incluso aquellos que son nuevos o son viejos y por muy lejos que se me antoje tienen ya su hueco en esta playita de mi alma. Todo forma un elemento clave. 

He de reconocerlo. Si algún día os fuerais a otro puerto, quizás más bonito y soleado, más calmado y ordenado, no sería nada igual. Nada. Ni  si quiera yo misma. 


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