Tengo la gran suerte de conocer a una de esas personas que se dedican a reescribir la vida marcando etapas y vivencias, y es que esa persona, siempre es capaz de situarme en una etapa y definírmela al completo, como también es capaz de saber que hice ayer, que he hecho hoy y que es lo que haré mañana. Esa persona que al mirarme a los ojos sabe como me siento y lo que necesito. La que ve normal que tras un mal día, lo mejor por la mañana es un café cargado y un porrillo para liberar tensiones.
Hace poco esta misma persona con tan solo mirarme al dibujar me declaró sentenciada de muerte diciéndome sin rodeos: 'estás enamorada'. Claro, ¿que le voy a decir yo? si no hay mentira que se le pase por alto, ¿negarlo? no serviría de nada. Por supuesto, se dedicó tras la media hora siguiente a enumerarme las fases de este jodido sentimiento que te da unas de cal y otras de arena, pero que te engancha como una droga:
1.Atracción: aquí ya has pringado, en cuando empiezas a jugar no puedes salir de la partida sin terminarla.
2.Divergencia: das mucho a una sola cosa.
3. Riesgo: aquí saltas, decides que debes escupir por fin esas mariposas que tantas cosquillas te crearon y "decir alguna estupidez como por ejemplo te quiero."
4.Final: esta parte solo puede definírtela la persona causante del sentimiento.
Parece claro y sencillo, fácil de llevar, pero de la teoría a la práctica hay un gran abismo, en el que si no saltas con fuerza, puedes acabar cayendo. Sin embargo, también es cierto, que esto sólo son las pautas que me llegó a dar. Claro está, cada persona es un mundo que rige distintas reglas y es que eso es lo que hace este juego divertido, el riesgo a equivocarte, a explorara "esos mundos" y atreverte a conquistar alguno de ellos que anteriormente ya te conquistaron a ti.
Que ya, que ya lo sé, que hablo del amor como si de un juego de estrategia, pero, ¿a caso no lo es?
No sé, lo de querer no tiene explicación. Te sale sólo, quieres y ahí ya has pringado, estás dentro de esa estupidez que se llama amor.
ALEJANDRA