Realmente no se ni que estoy escribiendo, si en realidad parece que tecleo palabras sin orden aparente, pero lo necesitaba. Me pasan demasiadas cosas últimamente como para que no desemboquen en algún lugar, y hoy, ese lugar será este pequeño blog lleno de confesiones de una loca más.
El caso es que esta vez, la simple charla con un amigo me ha dado ganas de agradecer muchas cosas.
Sí ,agradecer, porque está claro que la adolescencia no es una etapa más, es lo que te marca y te moldea como futuro adulto. Es una etapa demasiado importante para mí como para encima tener que llevarla sola. Todos lo hacemos, la pasamos, la superamos y la vida sigue. 'Maduras', aunque yo prefiero llamarlo 'aprendes a disimular que sigues siendo un niño'.
Echo de menos cuando era una niña y mi mejor amigo era el primer niño sonriente que encontraba en el parque. Puede que ahora hacer una amistad cueste más y que quizás tengas que darte varias veces con la cruda realidad para acabar acertando, pero vale la pena. Porque ¿sabéis qué? no cambiaría a ninguno de mis amigos por nada. Me dan igual las discusiones por tonterías, los malos momentos, las caídas o los desengaños, porque de alguna manera u otra si me caigo , si me equivoco, o si estoy mal, sé con seguridad que ellos me levantarán, me corregirán y me animarán. Porque eso, se supone que es lo que hacen los amigos.
Porque yo sé que soy difícil de soportar a veces, pero también se que me queréis por lo que soy, y no por otras cosas. Y es por vosotros por lo que yo misma me gusto, por lo que me acepto y me alegro de ser como soy, porque si no fuera yo, quizás nunca os habría conocido.
Gracias, por todo lo que llevamos pasado, por lo que estamos pasando... y por lo que aun nos queda.
Os quiero
ALEJANDRA